| En
"Llamo a los poetas" se le escapa al poeta-pastor una mala profecía:
"Dejemos
el museo, la biblioteca, el aula sin emoción,
sin tierra, glacial, para otro tiempo. Ya
sé que en esos sitios tiritará mañana mi
corazón helado en varios tomos..."
Se
equivocó Miguel. Sigue vivo el poeta de Orihuela. ¡Ni un carámbano
de entumecimiento sobre su desmesurado
corazón
: palpita, cruje, maldice, ríe, llora, besa, febril granada, pecera melancólica, racimo
de sangre donde brindar, hoy
como siempre, por la vida! | |