¡El cielo, entre la fronda verde y oro
con espadas de luz por toda brisa;
cielo sin cielo, más allá del aire,
más arriba del cielo, más arriba...!

¡Y el sol sobre la fresca hierba virgen,
por dulce lluvia de la noche, henchida:
El oro verde de la vida nueva
en todas las mañanas de la vida!

¡Las espadas del alba, en enramada
desde el oriente al declinar, tendidas
como un puente de Dios, en arco iris,
columna vertebral del nuevo día...!

Espadas y trompetas. La alegría
de caminar corriendo, andar cantando;
más que cantar, volar; gritar rezando
con el tañir de la campanería.

¡Vida nueva, alma nueva, goce claro!
¡Quebró el domingo su ánfora de risa!
¿Por qué no cantan siempre así los pájaros?

 

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