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                  brí 
                  el balcón y vi la maravilla:  
                  estaba ahí la primavera. 
                  ¿Cómo pudo ser todo así, tan simple?  
                  Algo raro ocurrió. 
                  El balcón de una casa 
                  cualquiera, en una calle 
                  de una ciudad cualquiera. 
                  Abrí y miré. Eso tan sólo hice. 
                  Y sucedió el prodigio. 
                  Qué cosa tan extraña. 
                  Mi casa era un palacio. 
                  Yo era el rey de la vida. 
                  El balcón daba a marzo, 
                  a un día de jilgueros. 
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