5
Basas de
oro puro

5,14-16

 
Tan viva descripción del rostro (cabellos, ojos, mejillas, labios) sobre un cuerpo macizo, mineral, de orfebre (5,14-15a), me trae a la memoria la travesura de aquellos chiquillos que, sobre la fría estatua de un Apolo decapitado, asomaban, para la foto, hermosas y alegres cabecitas:


S us brazos, cilindros de oro
engastados con piedras de Tarsis.

M arfil tallado es su cuerpo,
todo incrustado de zafiros.

C omo columnas de alabastro, sus piernas
se asientan en basas de oro puro.

La descripción se refiere ahora a piedras preciosas y nobles elementos: oro, marfil, zafiros, alabastro, piedras de Tarsis... Acaso se resalte mejor así la riqueza espiritual del amado.

Podría ayudarnos a comprender esta misteriosa escultura el inventario de materiales de la estatua soñada por Nabucodonosor (Dan 2,32). Tenía la cabeza de oro y los pies de barro. Por una piedra que rodó hasta los pies, la estatua se vino abajo estrepitosamente. La novia golpea por tres veces con su varita mágica, como el rey Midas, y tres veces brilla el oro: cabeza de oro, brazos de oro..., ¡y pies de oro! El protagonista del Cantar no tiene los pies de barro, sino de oro, como la cabeza: ¡es todo él una obra de arte de materiales valiosísimos! Con buenos cimientos, se alza orgulloso hacia los aires del Líbano (5,15b):


G allardo como el Líbano,
esbelto como los cedros.

No se quiere despedir la amada sin regresar a los labios (jacintos que destilan mirra fluida), a la boca, recordando aquellas urgentes demandas de besos (1,2) que abrían el Cantar (5,16a):


S u boca, la dulzura misma.
Y todo él un encanto.

Dulzura del beso, pero, sobre todo, dulzura de la palabra atenta, del diálogo fecundo. Define Antonio Gala el amor como "amistad con momentos eróticos". Habrá definitivo amor entre los dos: siendo siempre amigos y, en altas horas de intimidad, también amantes (5,16b):


¡A sí es mi amado, así es mi amigo,
muchachas de Jerusalén!


   
     
    
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