Mensaje


Dice la dama que fue,
que ya no es, que un barrunte
de nieve en su pelo ve...

-Decid a la dama que
su tarde a mi tarde junte.
ama

Decidla que hay un edén
en los besos otoñales
sobre la nuca o la sien.
Decidla que huelen bien
en septiembre los rosales.

Que si el ardor que empleé
en requerirla de amor
excesivo acaso fue,
yo le aterciopelaré
en adelante ese ardor.

Que haré blancura mi afán,
y, por obviarla sonrojos,
nuestras manos se unirán
sin fiebre, y se encontrarán
pensativos nuestros ojos.

Que nos embelesará
un afecto grave y hondo.
Que mi frente ansiosa está
de posarse un poco ya
sobre su seno redondo.

Que aún germina el verdor
en nuestra alma, de un retoño
tardío, quizá el mejor.
Que hay todavía fulgor
en las tardes de mi otoño.

Que mi soledad reclama
la suya. Que somos dos
hielos que han menester llama...
Decid todo esto a la dama
¡oh dueña!, y que os guarde Dios.

 
  Versos de madurez