D
urante siete años no pude dar un paso.
C
uando fui al gran médico
me preguntó: -¿Por qué llevas muletas?

Y
o le dije: -Porque estoy paralítico.

-No es extraño, me dijo. Prueba a caminar.
S
on esos trastos
los que te impiden andar.

¡A
nda, atrévete, arrástrate a cuatro patas!


R
iendo como un monstruo
me quitó mis hermosas muletas,
las rompió en mis espaldas...

Y
, sin dejar de reír, las arrojó al fuego.

Ahora estoy curado. Ando.
M
e curó una carcajada.
T
an sólo a veces, cuando veo palos,
camino algo peor por unas horas.

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