En el verano de 1929 mi tío Juan Domingo Córdoba Vargas, compañero entrañable del poeta andino, serrano como él ("paño de lágrimas de Vallejo" le definió Juan Larrea), paseando por los jardines de Versalles, capturó con su cámara la más popular fotografía de un Vallejo ensimismado. Le acompañaba en la ocasión su definitiva musa Georgette.

                                                 

                                                                                               

Vallejo y Juan Domingo Córdoba en el Parque del Oeste de Madrid
(año 1927).



S
obre papel encerado de multicopista, pocas semanas después
de su fallecimiento ,
a petición de Juan Larrea, y teniendo ante los ojos la conocida instantánea de Córdoba, improvisó Picasso, que no le conocía personalmente, el más expresivo retrato del poeta Vallejo 
(9 junio 1938). 
 
           
  
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