ubiera preferido mil veces
            que su madre la insultara
y le tirara el pelo
y la abofeteara loca
fuera de sí
pegándole con el palo de la escoba.
Hubiera preferido la violencia más violenta
a esa mirada fría de odio y desprecio
con la que la anulaba
haciéndola sentir culpable mala estúpida
mirada con la que le mató la seguridad en sí misma
y la confianza en los demás.
Ahora ya se habría olvidado de los golpes
los moretones habrían cicatrizado
y sobre todo no estaría delante de ella
esa mirada que no puede apartar de su mente
y que la hace sentir culpable mala estúpida
siempre dispuesta a agradar a los demás
desconfiada de todos
y no le sirve de nada el que la vieja murió hace años.

 
                                                                                                           Osvaldo Ulloa y la infancia | Siguiente