E
s inútil. No sabe. Juega a cosas
que no valen la pena, a sintonías,
a palabras, a llantos y alegrías,
menos aún, a pájaros y a rosas.

A veces juega a cartas misteriosas
que nadie entiende o juega a fantasías
o a esta fugaz baraja de los días,
a este vivir cazando mariposas.

Al fin se queda solo, veranea
en su mundo inventado y se procura,
a duras penas pan y, apenas, vino
.

Pero, cuando se sueña, cuando crea,
es un niño embriagado de ternura
que está como jugando a lo divino.

José María Fernández Nieto

 
   
       
Como jugando a lo divino | Siguiente