Como una gran tormenta
sacudimos nosotros
el árbol de la vida
hasta las más ocultas
fibras de la raíces
y apareces ahora
cantando en el follaje,
en la más alta rama
que contigo alcanzamos.

PABLO NERUDA




Sonrisillas de Dios,
niños dormidos...

DÁMASO ALONSO


La mirada inocente y sabia de los pequeños nos hiere
a veces con relámpagos de verdad.

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Ah tu vientre abombado,
henchido de suavidad, volteado como una campana...

LEOPOLDO
PANERO

 
                   
 
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